Ana María Serrano, hace valientes a víctimas de maltrato

Brinda herramientas para emprender el vuelo hacia la misma libertad que ella encontró, luego de salir de un matrimonio violento

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VISTA.- La empatía por mujeres que son víctimas de violencia doméstica ha llevado a Ana María Serrano a dedicarse, desde hace 22 años, a orientarlas, acompañarlas y, sobre todo, a mostrarles la fuerza de sus alas para emprender el vuelo hacia la misma libertad que ella encontró luego de salir de un matrimonio violento.

UN LLAMADO A LA ACCIÓN

La doctora Serrano, directora de Las Valientes, la organización civil a través de la cual realiza su labor en el Condado de San Diego, recordó que fue en 1994 cuando firmó su divorcio y tras algún tiempo debió salir a buscar un trabajo.

“Ya cuando Dios me sanó, yo tenía que buscar un trabajo y entré como consejera en una oficina donde tenía que llevar a la mujeres, víctimas de violencia, a la corte para sacar su orden de restricción, en ese tiempo yo sólo podía ir a Ramona y a Vista, porque se supone que esos eran los dos lugares donde había denuncias por maltrato de mujeres, yo sabía que había más, en Oceanside, Escondido y muchos otros lados”, expresó.

Así fue como Ana María se involucró con esta actividad y, al terminarse ese proyecto, sintió un llamado para continuar esta labor de ayuda y guía a las víctimas.

“Yo me encomendaba a Dios para que me guiará sobre qué hacer, fue así que se me ocurrió abrir mi propia oficina para ayudar a estas mujeres, yo no sabía bien lo que esto implicaba, empecé a recibir casos y a ayudar, unas querían su divorcio, otras el pago de manutención, otras buscaban ayuda psicológica, ayuda médica, muchas cosas, y yo tuve que ir aprendiendo y buscando expertos que quisieran ayudar”.

El compromiso de Serrano fue un motor que movió voluntades de otras personas para sumarse a su organización.

“Fui creando un equipo y aprendiendo de personas como Roger, él era un abogado al que conocí y me enseñó muchas de las cuestiones legales, aprendí mucho con él, me invitaban a ofrecer pláticas sobre lo que hacíamos, en ese tiempo yo aún era parte de la Army, así que debía atender las asignaciones que ahí me daban, debía viajar y cuando regresaba seguía atendiendo mi oficina”.

“Mi equipo empezó a crecer y crecer, tengo personas que ofrecen escuela para padres, clases de manejo de la ira, de violencia doméstica, hacemos visitas”.

ATENCIÓN RACIONAL DESDE EL CORAZÓN

Como doctora en Psicología, Ana María, afirma que ha aprendido a no permitir que las situaciones que viven las mujeres que la buscan le afecten, pues si así sucediera sería difícil aconsejarlas.

“Es algo que dos personas me enseñaron, cuando yo estaba en lo militar me decían ‘cuando tu llegas a trabajar te pones tu chaqueta y cuando vas a casa te quitas esa chaqueta, no llevas tus problemas a la casa’, así que Cuando estoy hablando con ellas hago que las palabras no lleguen a mis sentimientos, sino a mi razón para poderlas aconsejar y guiarlas de la mejor forma por el camino de su proceso ante la corte, hacemos mediación, se les aconseja para que expresen lo que necesitan y lo que están viviendo, pero no podemos involucrarnos”.

EL RESPETO ES LA BASE

Al ser la violencia doméstica una acción que sucede en un contexto tan íntimo como el de un hogar, una pareja, una familia suele ser muy delicado “entrar” para ayudar a la víctima, aun cuando el objetivo sea ponerla a salvo y aplicar la justicia. Y muchas de estas complicaciones tienen su origen en aspectos culturales, legales, religiosos o de usos y costumbres.

“Tuve un caso en el que la víctima temía salir de su casa y abandonar a su marido, además ella creía que la podían acusar de abandono de hogar, pero ese término no existe en Estados Unidos, aquí son otras leyes”, explicó Serrano.

“Por otra parte, cuando la religión está muy presente se debe recurrir a evaluar la actitud que tiene la persona que ejerce violencia, si el agresor ya quebrantó sus promesas de protección, amor, respeto y cuidado que hizo el día de su matrimonio religioso, la mujer ya no debe detenerse a pensar en esas cuestiones porque, como víctima de un delito, porque el maltrato y la violencia son delitos, le toca actuar para proteger su integridad, su salud, incluso su vida”.

Ana María fue enfática al explicar que “A Dios, cualquiera que se la idea que tengan de él, no le puede estar gustando ver que una persona violenta a otra, así que las creencias religiosas no deben ser represivas, porque cuando ya hay hijos se debe saber que ellos también son dañados, entran en un ciclo en el que tarde o temprano  o serán víctimas o serán quienes ejerzan la violencia, porque eso fue lo que vivieron en su casa”.

Otro temor común en este país es el estatus migratorio, refirió Serrano, “las mujeres no actúan contra su agresor por temor a perder sus papeles o afectar su estatus migratorio, algunas temen la deportación y por eso no quieren denunciar”.

Ana María hizo ver que en muchos de los casos, el acompañamiento debe hacerse también para ayudarlas a descubrir y valorar el talento que tienen.

“Todas las personas tenemos dones y esos dones pueden ser para cocinar, coser ropa, hacer postres, tejer, todos somos buenos para hacer algo y eso es una posibilidad para salir adelante económicamente, para enfrentar el proceso y para liberarse de una vida de violencia”.

AYUDAR TE AYUDA

A lo largo de 22 años de labor Ana María reconoce que se siente plena y feliz por la actividad que día a día realiza.

“Lo que me da mucha felicidad es que a veces ando en la calle o en el mercado y las mujeres me abordan y me cuentan cómo han mejorado su vida, a veces han pasado varios años y ellas me reconocen y me dicen que ya tienen nueva casa, que están trabajando, o que ya aprendieron a manejar. Saber que ese granito que yo le aporté en alguna etapa difícil de su vida les ha dado fruto, me hace feliz”.

Las Valientes
Víctimas de violencia doméstica en el condado de San Diego que requieren apoyo legal o de otra índole pueden contactar a Ana María Serrano en el teléfono 760 439 1133 o en el correo electrónico anaserrano@lasvalientes.org