La cocina sana hasta un divorcio

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Si has tratado de superar malas experiencias y vivir tranquilo, deja que la paz que tanto buscas, entre por tu cocina. Cortesía: Pexels

Por: María Marín

Me encontraba a punto de tomar mi vuelo a Turquía cuando la empleada que revisa el boleto aéreo, me reconoció y efusivamente me dijo que soy tan alegre como me ve desde la cocina de mi casa, donde preparo recetas para mis redes sociales. “Me encanta tu manera descomplicada de cocinar… Sí supieras que, metiéndome en la cocina es que supero todo, hasta mi divorcio”

Y no me refiero al placer momentáneo que ofrece comerse una docena de galletas recién horneadas junto a una pinta de helado para “ahogar las penas”, sino a considerar una actividad culinaria de la misma forma que se da importancia a hacer ejercicio físico o meditar, en esa búsqueda constante de paz y bienestar.

Me hubiese encantado escuchar su historia de superación, pero lógicamente, con una larga fila de pasajeros, no podíamos conversar ni un segundo más. Sin embargo, me quedé pensando en cómo la comida puede salvarte en situaciones difíciles como vencer una depresión, lograr más seguridad, llenarse de valor para tomar una decisión y hasta unir a la familia.

Y es que, estudios psicológicos han demostrado que ponerse a cortar verduras, pelar huevos, hornear pan, preparar un sandwich elaborado, decorar postres o seguir una receta tiene el poder de bajar los niveles de estrés o ansiedad, controlar los pensamientos negativos, mejorar la autoestima y hasta puede prevenir y mejorar una depresión existente. ¿Te has fijado alguna vez, cómo vuela el tiempo y se te olvida cada problema o preocupación cuando te concentras en cocinar algo?

Desde el punto de vista psicológico, todos los beneficios  antes mencionados son posibles porque al comer o al compartir con otros algo que tú mismo hayas preparado es para el cerebro como recibir una gratificación por todo el tiempo y empeño que dedicaste en la cocina.

Si has tratado de superar malas experiencias y vivir tranquilo, deja que la paz que tanto buscas, entre por tu cocina. Y si no eres muy hábil en la cocina, Te recuerdo lo que siempre digo cuando critican mi manera inexperta y jocosa de cocinar: “No soy chef, soy motivadora, conmigo cocinas a tu propio riesgo!”

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