Dicen que el hambre es un buen consejero y que cuando se tiene ese vacío en el estómago, la creatividad y el ingenio aparecen como por arte de magia. Flor Franco lo sabe bien.
A los seis años de edad, cuando otros niños juegan sin preocupación alguna, Flor Franco se vio en la necesidad de sacar fuerza de su interior, luego de que su familia enfrentaba la muerte de su hermano en un accidente automovilístico. Después de dos días sin comer, se subió a un banquillo para alcanzar la estufa, colocó un sartén y se cocinó unos huevos revueltos.
Ese fue el primer platillo que cocinó en su vida. De entonces a la fecha, por sus manos han pasado un gran número de ingredientes que la han convertido en una próspera empresaria y en una de las chefs más reconocidas del sur de California.
Flor Franco sonríe nostálgica cuando recuerda esa época. Hoy las cosas han cambiado y cocina no por necesidad, sino por gusto.
Quienes han tenido la oportunidad de conocerla en Franco on 5th, su nueva propuesta, han quedado sorprendidos y han decidido seguirla a donde vaya, como en el ‘Meet the Winemaker’, donde cada semana, colegas, artistas, amigos y clientes habituales la acompañan para divertirse y aprender todo acerca del vino y de la gastronomía.
Esta aura de éxito gastronómico y empresarial que hoy la rodea, no es casual, es el producto de reencontrarse con su raíz en la hermosa huasteca veracruzana, esa región de México en la que los colores, la alegría, los sabores, se mezclan para crear una identidad única.
En Álamo, Veracruz, su familia se dedicó al cultivo de hortalizas y a procesar el maíz para crear el nixtamal. Eso sin saberlo, le habría de dar las bases de lo que después sería una exitosa carrera en el mundo de la gastronomía. “Tenía 12 años cuando preparé mi primera comida para 30 personas”, cuenta Flor en una amena charla. Muy joven sus padres la enviaron a estudiar a Michigan ahí aprendió a cocinar comida Polaca y a preparar conservas.
La chef y empresaria estudió la carrera de Comunicación y Mercadotecnia. En 1992, emigró a Estados Unidos, se casó y se fue a vivir a San Diego. Ahí empezó su camino en busca del sueño americano. Lo que no sabía es que ese sueño se conver- tiría en pesadilla y que recorrería un breve, pero doloroso camino de Violencia Doméstica, lleno de abusos y dolor. “Duré casada poco tiempo. Fue un tiempo horrible, mi exmarido me golpeaba, le tenía tanto miedo que no me atrevía a pedirle nada. Todo era difícil, y con hijos todo se complicaba más”.
Flor quiere que las lectoras de Celebrando Latinas Magazine conozcan su historia tal como es, y vean como si es posible salir adelante de situaciones de abuso.
“Es complicado pero se puede”.
En 1996 Flor comenzó a trabajar en una agencia aduanal, ahí se hizo cargo de una cartera de clientes en Baja California. Flor tenía que cruzar a Tijuana, México por lo menos tres veces a la semana, pero como muchos inmigrantes sus documentos migratorios estaban todavía en proceso, así que en 1999 dejó el trabajo para dedicarse a sus hijos. Posteriormente Flor trabajó exitosamente como vendedora para la compañía de banquetes más importantes de California sin embargo, ahí también cerró su ciclo, se dio cuenta que las cosas tenían que cambiar.
“Teníamos que movernos a lo sustentable, a lo orgánico, nadie quería arriesgar, entonces lo hice yo, decidí que sería la primera en traer el fine dinning a San Diego”.
Y así fue, Flor Franco abrió Indulge, su propia empresa de banquetes, un día se compró una filipina y unos zapatos de chef y se lanzó a su propia aventura, llena de especies, paciencia y compromiso.
“El primer año vendí casi un millón de dólares, el segun- do casi el doble”, relata Flor, “pero decidí que no quería un negocio tan grande, entonces decidí hacerme chiquita”. Flor inicio un par de proyectos en Chula Vista y en el Valle de Guadalupe, pero no fueron lo que ella esperaba. Después de un descanso abrió las puertas de Franco on 5th, el lugar que siempre soñó: una galería con comida y vino. “Tenemos clases de cocina, degustación de vinos, arte”.
Flor Franco es un claro ejemplo de Herencia Hispana, se ha ocupado de replicar las tradiciones en este país que le abrió las puertas a su talento desde 1992.
A pesar de sus éxitos, Flor no ha olvidado el olor a nixtamal, el mole que cocina su madre, los nopales con habas y los frijolitos negros con hojas de aguacatillo y chochoyotes.
Fotos Cortesía: Luna’s Photo.